El sindrome de la clase turista

jueves, 20 de diciembre de 2007


Cada vez son más las personas que utilizan el avión como medio de transporte para sus desplazamientos.Por este motivo, las trombosis relacionadas con los vuelos en avión se han incrementado en los últimos años como consecuencia del aumento de los viajes largos y la propensión de muchos pasajeros a padecer complicaciones circulatorias. Es el llamado Síndrome de la Clase Turista, que acaba de ser reconocido por primera vez por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un problema “importante” para la salud pública mundial.

Este problema no es exclusivo del avión: el riesgo de sufrir una trombosis se duplica durante los viajes de más de cuatro horas en cualquier medio de transporte que obligue a permanecer sentado.

Las personas con más riesgo de padecer este síndrome son, sobre todo, aquellas que tienen problemas circulatorios severos, las que anteriormente han padecido trombosis o las diagnosticadas con enfermedades hematológicas. Aquellos que padezcan alguna de estas enfermedades, antes de emprender un viaje de estas características, deberán consultar a su especialista.



Tome nota de unos sencillos consejos para evitar el riesgo de padecer el Síndrome de la Clase Turista:

# Realizar movimientos circulares con los tobillos, girando los dos, uno en el sentido de las agujas del reloj y el otro al contrario, con la punta de los pies en el suelo y los tobillos levantados.

# Hacer flexiones de pies, apoyando el talón en el suelo y levantando la punta hacia arriba.

# Levantar la rodilla: con la espalda apoyada sobre el respaldo suba una de las piernas a media altura con la rodilla flexionada, mientras contrae el muslo. Baje la pierna relajando el músculo e inicie el ejercicio con la otra pierna.

# Si es posible, pasear por la cabina cada una o dos horas.

# Beber con regularidad pequeñas cantidades de agua, para evitar la deshidratación.

# Y, además, elegir para realizar el viaje ropa y calzado cómodo, que no nos oprima, con la excepción de las medias de compresión, específicamente diseñadas para eviar la acumulación de sangre en las piernas.

Las causas del sudor

miércoles, 19 de diciembre de 2007


Por desagradable que pueda resultar en algunos momentos, el sudor es una reacción física vital, destinada a evitar que el organismo sufra un recalentamiento fatal cuando el medio ambiente tiene una temperatura demasiado elevada.

El sudor regula la temperatura corporal y es tremendamente útil cuando hacemos ejercicio.

Cuando el organismo siente que el calor es excesivo, un ejército de unos cuatro millones de glándulas sudoríparas se pone en marcha para evitar que la temperatura interna no pase de los 36,5º, liberando sudor, una sustancia incolora e inicialmente inodora, compuesta en un 99% de agua.



Al entrar en contacto con el aire y evaporarse, disminuye el calor, y además ayuda a eliminar determinadas sustancias tóxicas y, por su pH ácido, tiene propiedades antisépticas y antifúngicas, que protegen el equilibrio de la piel. Por ejemplo, el sudor que cubre la piel cuando tomamos el sol la reviste de ácido urocánico, un componente que ejerce una función extra como filtro solar.

Existen dos tipos de glándulas sudoríparas: las endocrinas, de mayoría aplastante (alrededor del 98%) y distribuidas por todo el cuerpo, pero que apenas producen olor; y las apocrinas, situadas junto a la raíz del vello, y que además de agua, segregan sustancias grasas y aminoácidos que, al interactuar con la flora bacteriana de la piel, se degradan y producen el característico olor a sudor. El problema es especialmente notable en los pliegues de la piel, como axilas o ingles, donde se crea un microclima húmedo que potencia la proliferación de estos microorganismos.

El primer y más eficaz método para evitar el mal olor es la combinación de agua y jabón: ni los más eficaces desodorantes y antitranspirantes actúan sobre la piel sucia, ya que ambos necesitan una superficie libre de bacterias para desarrollar su función. De ahí que éstos deban aplicarse siempre tras la ducha y en áreas limpias.

Sin embargo, un exceso de higiene puede irritar las pieles sensibles. En este caso, conviene emplear un jabón neutro y limitar su uso a las zonas de mayor sudoración (axilas, ingles), sin insistir en el resto del cuerpo.

El insomnio

martes, 11 de diciembre de 2007


“¡Qué mal he dormido esta noche!”. Seguro que conoce esta frase y ha sentido sus consecuencias: el día se le ha hecho mucho más cuesta arriba. El sueño profundo y reparador es indispensable para disfrutar de una buena salud. Dormir es una función tan natural y necesaria como respirar. Sin un determinado número de horas de sueño, nuestro cuerpo acaba pasándonos factura.

Sin embargo, aunque el más frecuente y conocido es el insomnio (disminución involuntaria de las horas de sueño), son muchos los trastornos del sueño. Se trata de problemas cada día más frecuentes en nuestra sociedad, con especial incidencia en los adolescentes, las mujeres y los trabajadores por turnos. La hipersomnia, o tendencia irreprimible a dormir durante el día o el cambio del ciclo sueño-vigilia, además del sonambulismo, las pesadillas, los terrores nocturnos, la enuresis nocturna, el ronquido o la somniloquia son alteraciones que no nos permiten disfrutar de un sueño reparador.



¿Cuáles son las causas? La vida sedentaria, la tensión psíquica y emocional, la ansiedad, la competitividad, el estrés... Sin embargo, los problemas y las alteraciones psicológicas son los que con mayor frecuencia provocan el insomnio y los trastornos del sueño.

Existen diferentes tipos de insomnio, y es que no se trata tan sólo de la falta de sueño, sino de la calidad del mismo. La forma más frecuente es la dificultad para iniciar el sueño. La segunda forma consiste en dormirse con relativa facilidad, pero despertar varias veces a lo largo de la noche. Por último, la forma de insomnio que mejor se tolera es la de despertarse de madrugada y no poder volver a conciliar el sueño. Es frecuente en personas mayores o en aquellas que llevan una vida muy sedentaria y precisan de pocas horas para descansar.

La falta de sueño puede generarnos problemas de salud bastante serios: hipertensión, enfermedades cardiovasculares, el estrés, la ansiedad o los trastornos gástricos son algunos de ellos.

Por este motivo, las personas con alteraciones y trastornos del sueño deben analizar las causas que los provocan e intentar poner remedio.

# Es importante no llevarse las preocupaciones a la cama, controlar nuestros pensamientos, aislarnos y relajarnos lo más posible.

# Ayuda a dormir bien cenar de forma ligera, beber poco alcohol y no tomar bebidas estimulantes.

# Es importante dormir a oscuras para asegurarse la correcta liberación de melatonina, Al despertar, suba las persianas para recibir luz natural.

# Además se debe procurar evitar los ruidos (en el caso de que no sea posible, se puede recurrir a los tapones para los oídos), que la temperatura de la habitación sea fresca y agradable: la ideal del dormitorio va de los 18 a 20 grados.

# Hay que elegir a conciencia un colchón y una almohada adecuados.

# Cuidado con los productos para dormir, pues pueden provocar dependencia.

# Nada de nicotina ni ejercicio justo antes de ir a la cama. Ambos son estimulantes. Por cierto, los grandes fumadores duermen peor porque a menudo se despiertan en medio de la noche a causa del “mono” de nicotina.